viernes, 2 de septiembre de 2016

Enfermiza codicia de aliados, dolor de cabeza de EEUU en Siria


La decisión de EE.UU. de entrenar y armar a una formación rebelde, en su mayoría kurda, ha pagado grandes dividendos en el norte de Siria.

Casi desde un principio, las llamadas “Fuerzas Democráticas de Siria” (FDS), una coalición de rebeldes kurdos y árabes apoyada por EE.UU. ha llevado a cabo operaciones contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en el norte del país, es decir, cerca de la frontera con Turquía.

Dichas fuerzas se han convertido en un peligroso desafío no solo para Siria, sino también para la vecina Turquía, pues albergan la esperanza de crear una zona autónoma; lo que, de cristalizarse, iría también en desmedro del territorio turco, en cuyas regiones sureñas vive la minoría kurda.


Por desgracia, (…) esperábamos mucho más de EE.UU. (…) Esperamos que nos apoyen y no dejar que seamos un objetivo de Turquía”, dijo Idriss Naasan, exfuncionario del gobierno autoproclamado kurdo en Siria y que está viviendo en la ciudad norteña de Kobani.

Entretanto, la semana pasada las Fuerzas especiales de Turquía entraron en el norte de Siria para combatir a Daesh; operación que entró en una nueva fase después de que los cazas turcos bombardearan las posiciones de las FDS en la ciudad de Yarabulus.

El Pentágono insiste en que las fuerzas kurdas sirias son todavía una de las fuerzas más eficaces en la lucha contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).

Ante esta situación, muchos líderes kurdos no esperaban que sus aliados estadounidenses estuvieran del lado del Gobierno de Ankara —que considera a los kurdos un enemigo de larga data—, que ante la ofensiva turca les pidieron entregar territorios a las fuerzas agresoras.

“Por desgracia, (…) esperábamos mucho más de EE.UU. (…) Esperamos que nos apoyen y no dejar que seamos un blanco para Turquía”, ha dicho Idriss Naasan, exfuncionario del gobierno kurdo autoproclamado en Siria que está viviendo en la ciudad norteña de Kobani.

En un campo de batalla cada vez más complejo, EE.UU. está atrapado entre dos socios vitales: los kurdos y su aliada Turquía. Ambas partes se han comprometido a proteger sus respectivos intereses en Siria, lo que pone de relieve los límites de la influencia de EE.UU., escribió el jueves The Washington Post.

En todas las regiones kurdas de Siria, una sensación de traición por parte de EE.UU. amenaza con debilitar la campaña contra EIIL. “Esto es una completa traición”, considera un combatiente de las Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo), una parte importante de las FDS.

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